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Una vida sencilla

La realidad siempre me resultó compleja.

Seguramente por eso, se despertó en mí la pasión por lo sencillo.

Vivir situaciones difíciles muy pronto, sostener relaciones complicadas durante mucho tiempo, responsabilizarme de cosas que no me correspondían o no atreverme a cambiar lo que no me gustaba, fueron, durante muchos años, elementos clave de esa complejidad.

Cuando comprendí que las cosas podían ser diferentes, empecé a mirar cada nueva situación compleja, como un desafío que desenmarañar.

Cometemos el error de creer que lo sencillo es fácil cuando es justo lo contrario.

Lograr hacer algo sencillo, significa que hemos comprendido su complejidad y, con mucho trabajo, destilamos lo esencial, lo único de lo que no podemos prescindir para explicarlo, vivirlo, o compartirlo.

Si nos saltamos este paso. Si asumimos que algo es sencillo sin haber comprendido su complejidad, se nos va la realidad de las manos y corremos el riesgo de obtener un resultado que no buscábamos. Por eso mucha gente va de sorpresa en sorpresa.

Este es un comportamiento observable en personas extremadamente prácticas, o en algunas muy idealistas. La forma en que afrontan la situación tiene un punto de inconsciencia. Su mirada no es sencilla, es simplista, y estas dos palabras, aunque se parezcan, no significan lo mismo.

Creo que vivimos en un momento especial: Queremos que las cosas sean sencillas, pero no estamos dispuestos al trabajo que supone conseguirlo. Por eso los libros de autoayuda tienen éxito y los tratamientos express son los preferidos. Lo queremos fácil y lo queremos ya.

Es comprensible. No voy a hacer una análisis del porqué. Otros ya lo han hecho de forma impecable, como Zygmunt Bauman y, con leer algunas de sus frases nos podemos hacer una idea.

 

"Hemos olvidado el amor, la amistad, los sentimientos, el trabajo bien hecho. Lo que se consume, lo que se compra, son sólo sedantes morales que tranquilizan tus escrúpulos éticos."

"La cultura de la modernidad líquida ya no tiene un populacho que ilustrar y ennoblecer, sino clientes que seducir"

 

Lo que me planteo es ¿Qué necesitamos para aceptar que, lo que vale la pena, requiere un esfuerzo? ¿Qué necesitamos recuperar para volver a involucrarnos en la vida?

La respuesta es compleja y en cada uno de nosotros habitará una respuesta distinta. De momento, quizás podamos plantearnos algunas ideas:

Para hacer la vida más sencilla necesitamos...

  • Asumir su complejidad

  • Descubrir lo esencial en cada situación

  • Apaciguar el miedo y confiar

  • Comprometernos con lo que nos importa

Cada día se nos ofrece la oportunidad de afrontar este reto. Podemos tomarlo o no. En nuestras manos está lograr la sencillez, aunque no sea fácil.

¿Tu qué eliges?

 

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